jueves, 5 de abril de 2012

Mi Cristo




El Cristo en quien yo creo
no está en el crucifijo.
El Cristo a quien yo adoro,
en una cruz no está.
El Cristo a quien yo sirvo
dejó una tumba abierta,
es símbolo de Vida,
de triunfo y libertad.

Humilde y despreciado
vino a ofrecer Su sangre
para salvar mi alma
de la condenación.
Se estremeció la tierra,
el sol se hizo tinieblas
y así consumó Cristo
la eterna redención.

Si estás muerto en pecados,
sin rumbo en esta vida,
si todo te ha fallado,
confía en el Señor.
Alumbrará en tu alma,
la luz de un nuevo día,
será el alba gloriosa
de tu resurrección.

Si quieres encontrarla
no vayas al sepulcro,
ni entre los muertos busques
que allí el Señor no está.
No dobles tus rodillas
honrando a un Cristo muerto,
¡El vive por los siglos
en gloria y majestad!




 ©Protestante Digital 2012

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